Ensenada, Baja California, 24 de septiembre de 2023. La Policía Ecológica entró en acción gracias a la oportuna llamada de los ciudadanos, quienes aparentemente habían tenido suficiente de las extravagantes fiestas de sus vecinos. Acompáñenos en esta crónica de sátira policial donde los altos decibeles se enfrentan a la autoridad medioambiental.
En el primer acto, en la colonia Hidalgo, los agentes llegaron a un lugar donde se estaba celebrando lo que parecía ser el concierto privado de la década, al ritmo de corridos tumbados. Andrés «N», un joven de 23 años, confesó sorprendentemente que no sabía que usar su automóvil como un equipo de sonido a todo volumen estaba mal. La educación ambiental es clave, Andrés.
En otro rincón de la ciudad, en Praderas del Ciprés, Said «N», de 26 años, decidía celebrar su cumpleaños al estilo «festival de música en vivo». Algo nos dice que los vecinos no tenían boletos VIP. Said, siempre considerado, prometió cancelar su show personal para no perturbar más.
Y, como si eso no fuera suficiente, en la colonia Luis Echeverría, Dolores «N», de 53 años, estaba transformando un bautizo en un concierto de rock. ¿Iglesia o estadio? El confuso dilema de Dolores. Pero, en un giro sorprendente, decidió apaciguar a las masas y a sus vecinos.
La Policía Ecológica no se anduvo con rodeos y emitió boletas de infracción. ¿La moraleja? Si tu vecino decide convertir su hogar en el próximo Woodstock, no dudes en marcar el 911 o utilizar la línea de denuncia anónima 089. Nunca se sabe cuándo los amplificadores ecológicos harán su aparición. El espectáculo debe continuar… pero con respeto al medio ambiente.