En el enclave costero de Ensenada, la placidez turística se ve eclipsada por un video estremecedor. Un caballo, sometido al agotador trabajo de las calandrias, colapsa en un incidente desgarrador. ¿Es este el catalizador que finalmente pondrá fin al continuo maltrato animal?

Las promesas de cambio por parte del Alcalde Armando Ayala Robles y la Gobernadora Marina Del Pilar pierden credibilidad al contrastarse con la realidad evidente: dos años después de los compromisos, la explotación persiste. Oscar Quiñonez Uribe, subdirector de Ecología y Medio Ambiente, anuncia sanciones entre 40 y 300 Unidades de Medida y Actualización para el dueño de la calandria implicada. ¿Serán estas penalizaciones suficientes para cesar el sufrimiento de estos animales?

A pesar de las prohibiciones y la promesa de revisar alternativas, solo 12 calandrias cuentan con la anuencia del IMOS para operar. Entre 30 y 40 unidades circulan sin permisos, desafiando abiertamente las regulaciones. La falta de cumplimiento arroja dudas sobre el compromiso municipal.

En una reciente reunión con autoridades, se discutió la regularización de las calandrias y la responsabilidad de cada entidad. No obstante, la gran interrogante persiste: ¿cuándo se traducirán estas discusiones en acciones concretas para erradicar el maltrato animal en el turismo de calandrias?

Quiñonez Uribe admite que, a pesar de las prohibiciones, 12 calandrias siguen operando con anuencia otorgada por el IMOS. ¿Cómo es posible que estas prácticas continúen sin ser detenidas?

El colapso del caballo no es un hecho aislado, sino un símbolo de un sistema que no ha protegido a los seres indefensos. Ensenada enfrenta un dilema ético, donde la explotación animal en aras del turismo persiste a pesar de las supuestas medidas preventivas.

Con la comunidad indignada, la pregunta final flota en el aire: ¿cuánto más deberán sufrir estos animales antes de que las promesas se materialicen en acciones? El colapso del caballo es más que un incidente; es un llamado urgente para detener el maltrato en las calandrias de Ensenada.