Ensenada, Baja California, México, 14 de abril de 2023. En internet la privacidad no existe. Basta con proporcionar un solo dato en algún videojuego, chat o redes sociales para que los ciberdelincuentes puedan obtener toda la información ligada. Y uno de los riesgos más importantes es que 75 por ciento de los niños comparten información personal en este tipo de sesiones.
Además, la pandemia incrementó el uso de videojuegos, de videoconferencias, el uso de chats, y con ello el número de delitos o ciberataques. La única manera de contrarrestar este tipo de delitos es con la denuncia; hay que levantar la mano, hay que denunciar si les pasa a ustedes o si saben que le está pasando a alguien más. No podemos quedarnos callados porque quedarnos callados nos vuelve partícipes de la situación.
Esto lo destacó Mario Farías Elinos, experto en ciberseguridad y seguridad de la información del Instituto Tecnológico de Monterrey, en las charlas que impartió aquí dirigidas a estudiantes de primaria y secundaria, así como profesores, padres y madres de familia, organizadas en el marco de los festejos del 50 aniversario del CICESE.
En ellas habló de los peligros ocultos a los que se enfrentan los niños y jóvenes cuando navegan y utilizan las aplicaciones del ciberespacio. No están muy conscientes del peligro, indicó, porque se están divirtiendo, pero en realidad no conocen con quienes más están jugando en línea, “¿y quién les asegura que esa gente que no conocen son gente de otra edad o tienen otras intenciones? (…) A veces son de otros países y lo que buscan es obtener algún tipo de beneficio propio. Preguntan si vives solo o con tu papá, o solo con tu mamá, a qué hora se van, qué hacen los fines de semana. Compartimos todo lo que pasa en la casa y hasta en dónde trabajan. Esos son adultos que se hacen pasar por niños”.
Destacó que los seres humanos generamos patrones de comportamiento. Cada uno de nosotros tiene un comportamiento diferente que nos hace únicos. “Todo lo que ponemos en nuestras redes sociales, incluso el avatar que utilizamos en los videojuegos, dice mucho de nosotros. Estamos diciendo qué nos gusta, qué hacemos, cómo lo hacemos, en dónde estamos”, indicó.
El intruso lo que hace es buscar esos patrones de comportamiento para identificar a cada quien o un grupo de personas, en este caso, menores de edad, y una vez identificados continúa preguntando a lo largo de las sesiones de juego. “Después de una semana o un mes, ya tiene toda la información de ustedes”.
Los pedófilos también buscan información a través de la que comparten con los amigos. Y contrario a lo que uno puede pensar, no todos los pedófilos son gente mayor. Hay de todas las edades. También hay gente que busca la trata de blancas o de personas. Ellos buscan llevárselos y venderlos a otras personas.
Algo que se da en adolescentes es el intercambio de fotos, con el novio o la novia, con poca o nula ropa. “Hay que tener mucho cuidado porque técnicamente hablando, el hecho de almacenar o simplemente recibir una foto de ese estilo está penado por la ley como pornografía de menores”.
También explicó que el mayor porcentaje de violencia sexual contra menores ocurre dentro de las mismas familias. “Con el primo, el tío, los abuelos, incluso con los propios padres. Si saben de alguien que haya sufrido esto, avísenlo. Platíquenlo con sus maestros, no se queden callados”, les recomendó.
Y advirtió: “Algo que hace el intruso cuando logra su objetivo es aislarlos, amedrentarlos, decir que va a ir por su familia, que les va a hacer daño, que los va a matar, y eso hace que nos quedemos callados. Eviten caer en ese tipo de manipulaciones. La única manera de contrarrestar ese tipo de delitos es con la denuncia. El intruso va a hacer lo que quiere mientras ustedes se lo permitan”.
Durante los comentarios, alguien preguntó que porqué este tipo de delitos o situaciones no se toman tanto en cuenta por las autoridades. Mencionó tres causas. “1. Por razones políticas. Las autoridades están metidas en otras cosas y descuidan la actividad social. Además, si se da a conocer a nivel mundial que México es el primer lugar en cuanto a generación de material pedófilo, el impacto económico que tendría el país sería muy grande porque cierta parte de México vive del turismo. 2. Otra razón es que, sobre todo en la parte sur del país, se sigue mucho lo de usos y costumbres. En muchas comunidades esto está por encima de lo que diga la ley; hay familias que cambian a una niña de 12 años por una vaca. Son cosas muy arraigadas en la cultura mexicana y esa es otra razón por la que no se dicen ese tipo de cosas, y 3. Por pena. ¿Cómo voy a decir que me acaban de extorsionar? ¿Cómo voy a decir que mi tío acaba de abusar de mí? Esa pena es el tipo de cosas que te frena. Lo que más mata a una persona no es que te lo hagan, sino el silencio que guardas, porque no lo puedes sacar y eso genera traumas cuando esa persona llega a ser mayor. Por estas razones estas situaciones no se mencionan tan fácilmente”.